Comerlos con regularidad puede proteger la memoria y las capacidades mentales en personas mayores con riesgo de deterioro cognitivo, según un estudio.
Los frutos secos tienen varias propiedades, por lo cual incluirlos en la alimentación puede ser muy saludable y ahora una nueva investigación revela que una ingesta regular y moderada de los mismos podría ayudar a mantener en buen estado las funciones cognitivas en personas mayores con riesgo de deterioro mental y la microbiota intestinal parece desempeñar un papel clave en este beneficio.
El estudio fue liderado por investigadores de la Universitat Rovira i Virgili (URV), el Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili y el CIBER de Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) y en el mismo se analizaron datos de más de 600 adultos con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico, todos ellos participantes en un ensayo PREDIMED-Plus, uno de los estudios más importantes de Europa sobre nutrición y salud.

Tras un seguimiento de seis años, los científicos observaron que quienes incluían entre tres y siete raciones semanales de frutos secos (unos 30 gramos o un puñado cada vez) mantenían mejor su función cognitiva que aquellos que apenas tomaban una ración o menos por semana.
El papel de la microbiota intestinal
Los investigadores también analizaron la composición de la microbiota intestinal y hallaron que un mayor consumo de frutos secos estaba vinculado con una flora intestinal más diversa y con la presencia de bacterias beneficiosas, algunas de las cuales se asociaron con un mejor rendimiento cognitivo, lo que sugiere que la microbiota podría generar metabolitos que llegan al cerebro y contribuyen a proteger sus funciones.
“Este trabajo es el primero en examinar simultáneamente la relación entre el consumo de frutos secos, la composición de la microbiota intestinal y la función cognitiva de forma prospectiva”, indicó Jiaqi Ni, investigadora predoctoral y primera autora del estudio. Además, dijo: “Este hallazgo refuerza la idea de que los hábitos dietéticos saludables, como incorporar frutos secos con frecuencia, pueden tener un impacto positivo en la salud cerebral a través de mecanismos hasta ahora desconocidos”.
El director del estudio, Jordi Salas-Salvadó, destacó que los resultados abren nuevas vías para investigar cómo la dieta modula la microbiota y sus efectos sobre el cerebro, lo cual es relevante en un contexto en el que el envejecimiento poblacional incrementa los casos de deterioro cognitivo y demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Como no existen tratamientos efectivos para frenar estas patologías, la prevención a través de hábitos modificables, como la alimentación, se convierte en una estrategia prioritaria.
“En este contexto de envejecimiento global de la población y el aumento de casos de demencia, el estudio destaca la importancia de intervenciones dietéticas sencillas, accesibles y basadas en la evidencia. Un puñado de frutos secos al día puede ser una estrategia efectiva para promover un envejecimiento cognitivo saludable”, concluyeron las investigadoras Nancy Babio y Stephanie Nishi, del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV, respectivamente.