Tyler Roach jamás olvidará el 4 de septiembre de 2025. Ese día, lo que empezó como una aventura junto a su papá en el bosque nacional William B. Bankhead, en Alabama, terminó en una verdadera pesadilla.
Todo ocurrió en el Área Silvestre Sipsey, una zona natural conocida por su belleza y su vida salvaje. Cerca de la una y media de la tarde, mientras caminaba entre árboles y senderos, Tyler sintió un dolor agudo en la pantorrilla izquierda. Al darse vuelta, vio lo impensado: una gran serpiente cabeza de cobre lo había mordido.
“Experimenté uno de los peores miedos de todo excursionista”, relató Tyler en un posteo en GoFundMe, donde contó su historia para recaudar fondos. “Sentí un dolor agudo en la pantorrilla izquierda, me giré para mirar y vi una gran serpiente cabeza de cobre mordiéndome la pierna”, recordó.
Qué es la serpiente cabeza de cobre y por qué es tan temida
La cabeza de cobre (Agkistrodon contortrix) es la serpiente venenosa más frecuente en Alabama, según el Departamento de Conservación y Recursos Naturales del estado. Suele habitar zonas boscosas, barrancos y áreas cercanas a arroyos, y aunque no es agresiva, muerde si se siente amenazada.
Su veneno ataca los sistemas muscular y sanguíneo, pero, dentro de las serpientes venenosas de Estados Unidos, es la que tiene el veneno menos tóxico. Las mordeduras son dolorosas, pero rara vez mortales. Sin embargo, el susto y el dolor son inevitables.

Sin señal, lejos de ayuda y con el miedo a flor de piel
Tras el ataque, la serpiente se perdió entre la maleza. Tyler, junto a su papá, intentó mantener la calma y analizar la situación. Pero estaban en medio del bosque, sin señal de teléfono y a kilómetros del hospital más cercano.
Decidieron emprender el regreso a pie, pero el dolor y la hinchazón en la pierna de Tyler aumentaban a cada paso. Alrededor de las tres de la tarde, su papá logró activar el modo SOS del smartphone y enviar un mensaje de emergencia al 911 vía satélite.
Mientras tanto, el estado de Tyler empeoraba: ya casi no podía caminar, la pierna estaba muy hinchada y el dolor era insoportable. “No podía moverme y vomitaba de manera profusa. Tenía frío y estaba tumbado junto a un tronco en el bosque”, relató.
El dramático rescate y la espera interminable
Un equipo de rescatistas y paramédicos se internó en el bosque para buscarlo. El papá de Tyler, que siguió avanzando en busca de ayuda, se cruzó con ellos y los guió hasta donde estaba su hijo.

Le dieron los primeros auxilios: suero y medicamentos por vía intravenosa. Pero la situación era crítica y necesitaban trasladarlo a un hospital. El helicóptero de rescate tardó varias horas en llegar por las condiciones del terreno y problemas de disponibilidad.
“Aproximadamente diez horas después de haber sido mordido por la serpiente, lograron trasladarme al hospital en helicóptero para recibir tratamiento. Así pude salir del bosque, pero la lucha estaba lejos de terminar”, contó Tyler.
Complicaciones, miedo y una recuperación que recién empieza
En el hospital, Tyler enfrentó nuevas complicaciones: alergias al antídoto, deshidratación extrema y daños musculares graves. Incluso estuvo al borde de una insuficiencia renal. Pasó más de cuatro días internado y, aunque ya está en su casa, todavía no puede mover la pierna y sigue con dolor.

A pesar de todo, se muestra optimista y agradecido. “Cinco días después del incidente, pude comenzar fisioterapia. Los médicos dicen que las cosas están mejorando, aunque el camino hacia la recuperación será muy largo y lento”, escribió en GoFundMe.
Tyler agradeció a su papá, a los rescatistas y a quienes colaboraron con su recuperación. “Pensé que nunca iba a salir de allí”, confesó sobre el momento más duro de su odisea en el bosque.