La magnitud histórica y religiosa del evento es indiscutible: nunca antes, desde el siglo XIII, los fieles habían tenido acceso directo. Se espera una afluencia masiva de peregrinos
Por primera vez en ocho siglos, los restos de San Francisco de Asís serán extraídos de su tumba y expuestos al público para la veneración de fieles de todo el mundo. Este acontecimiento histórico ocurrirá en la Basílica de San Francisco de Asís, en Italia, entre el 22 de febrero y el 22 de marzo de 2026, durante la época de Cuaresma.
La exposición tendrá lugar en el marco del octavo centenario de la muerte del santo y la restauración de su festividad como día nacional en Italia, y ha despertado una enorme expectativa internacional, según informó Vatican News.
Una exposición inédita
La magnitud histórica y religiosa del evento es indiscutible: nunca antes, desde el siglo XIII, los fieles habían tenido acceso directo a los restos del santo de Asís. Ante la previsión de una afluencia masiva de peregrinos, la organización ha dispuesto un sistema de reservas en línea, completamente gratuito y obligatorio, que podrá gestionarse a través del sitio sanfrancescovive.org. Los visitantes tendrán la opción de elegir entre dos modalidades de acceso y participarán, al final del recorrido, en un breve rito litúrgico, recibiendo un obsequio de la comunidad franciscana.
Las autoridades eclesiásticas han previsto itinerarios adaptados para personas con discapacidad, así como la celebración de dos misas diarias específicamente orientadas a peregrinos internacionales, de lunes a sábado, a las 11:00 y 17:00 horas. Además, se realizarán veneraciones comunitarias nocturnas dirigidas a familias, religiosos y miembros de la Orden Franciscana Seglar. El Vaticano prevé “una gran afluencia de fieles” y ha solicitado a los interesados que organicen su visita con la debida antelación.
“Un tiempo de recuerdo y renovación, una celebración de una vida que florece desde el don y la entrega de uno mismo, una semilla sembrada en la tierra que sigue dando frutos de paz, fe y amor”, describió Vatican News sobre el sentido profundo de la conmemoración.

Historia oculta de los restos y su protección
Tras su muerte en 1226, el cuerpo de San Francisco de Asís fue sepultado en secreto para evitar profanaciones y permaneció oculto durante casi seiscientos años, hasta que fue redescubierto en 1818, a raíz de una excavación ordenada por el Papa Pío VII. En ese momento, los testimonios refieren que el esqueleto se hallaba sorprendentemente íntegro para su antigüedad, envuelto en un hábito de lana burda, típico de la Orden Franciscana.
Desde entonces, los huesos del santo, amarillentos y frágiles, permanecen dispuestos con reverencia en el interior de una urna de vidrio sellada bajo la Basílica de Asís, preservados en una atmósfera controlada de nitrógeno para evitar su deterioro. Los fragmentos incluyen huesos largos de brazos y piernas, costillas y parte del cráneo.
Durante la exposición, el cuerpo será trasladado desde la cripta hasta los pies del altar papal en la iglesia inferior de la Basílica, lo que permitirá un acceso sin precedentes a fieles y peregrinos.
Significado religioso
La motivación central de la exposición reside en el octavo centenario del fallecimiento de San Francisco de Asís, figura emblemática de la Iglesia católica y del acervo espiritual y social italiano. La veneración de reliquias es una práctica que remonta a los primeros mártires cristianos como San Policarpo y representa una tradición profundamente arraigada en el catolicismo.
El fraile Marco Moroni, Custodio del Sagrado Convento, destacó en declaraciones recogidas por Desde la Fe que la restitución de la festividad nacional “no solo es un homenaje al santo patrón de Italia, sino una invitación a estilos de vida más sobrios y relaciones más fraternales”.
San Francisco, nacido como Giovanni di Pietro di Bernardone entre 1181 y 1182, es reconocido como fundador de la Orden Franciscana y patrono de los animales, el medio ambiente y de toda Italia. Hijo de un próspero comerciante y de madre francesa, experimentó una profunda transformación espiritual en su juventud, rechazando la riqueza familiar para abrazar la pobreza, la humildad y el servicio a los más necesitados.
Entre los milagros atribuidos a su vida, destaca el episodio de la estigmatización: tras una visión de un serafín, aparecieron en sus manos las marcas de la crucifixión, fenómeno considerado por los cristianos como signo de santidad. Francisco falleció en 1226 a los 44 años y fue canonizado dos años después por el Papa Gregorio IX.

Moroni señaló que la restitución de la festividad es, además de un homenaje, un llamado a la fraternidad y la sobriedad. La restauración del 4 de octubre como fiesta nacional en Italia, tras medio siglo de ausencia, entrará en vigor en 2026, reforzando la relevancia social y espiritual del aniversario.
El Vaticano ha reiterado la importancia del evento como un momento de renovación espiritual y encuentro para la comunidad internacional.