Diseñadores consagrados y emergentes eligieron escenarios no convencionales para presentar sus colecciones y marcaron lo que se viene.
BAFWEEK cerró su edición verano 25/26 con una programación diversa, disruptiva y profundamente conectada con la identidad local. Desde canchas de fútbol y muelles en La Boca hasta locales textiles en Once y galerías de arte, las marcas eligieron escenarios no convencionales para presentar sus colecciones, convirtiendo la ciudad en una pasarela viva.
Cada desfile fue una experiencia de arte, música, performance y narrativa visual se entrelazaron para activar nuevos formatos de exhibición. La participación de diseñadores consagrados y emergentes, junto a figuras del arte, la ciencia y la cultura, consolidó a BAFWEEK como plataforma de visibilidad para la industria nacional.
Tendencias en pasarela: layering, bermudas, pañuelos, crochet y tiro bajo
Las pasarelas se destacaron por su audacia y autenticidad, explorando la nostalgia y la autoexpresión. El layering fue protagonista: combinar tops sobre camisas permitió jugar con largos, texturas y estampas, transformando cualquier outfit en una propuesta dinámica y sofisticada.

Las bermudas se reinventaron en lino, gabardina y denim estructurado, con largos que variaron desde mini hasta debajo de la rodilla. La versatilidad permitió combinarlas con sandalias o tacos, fusionando comodidad y elegancia.

Los pañuelos se impusieron como accesorios clave, llevados en la cabeza, al cuello o en carteras, sumando color y personalidad a cada look. El tiro bajo noventoso regresó con fuerza, combinado con blusas cropped y materiales como denim y lino. El crochet aportó un aire bohemio y artesanal, celebrando la textura y el detalle.

El blokecore introdujo una estética urbana con prendas oversize y colores block. Los cinturones dobles o triples se convirtieron en protagonistas, jugando con proporciones y materiales para elevar cualquier outfit.
Colores y estilos: sastrería, denim, y tonos tierra, vibrantes y acuarelas
La paleta fue tan diversa como sus diseñadores. Algunos apostaron por tonos tierra y neutros, mientras que otros presentaron colores vibrantes y metálicos. Los tonos intensos, como los rojos sangre y los acentos metálicos, fueron utilizados para expresar dinamismo y energía.

En cuanto a estilos, se equilibraron la sastrería ligera y las siluetas fluidas. Por un lado, trajes de lino con estructura y movimiento, y por el otro, transparencias etéreas. El denim y el cuero se mantuvieron como esenciales, con espíritu rebelde y urbano.

Maquillaje y peinado: texturas vivas y gestos urbanos
En BAFWEEK 2026, el maquillaje se presentó como lenguaje sensorial. Avon propuso el estilo Acuarela Bloom, una técnica etérea que fusionó pigmentos suaves y difuminados en tonos naturales, sin bordes definidos. Los ojos fueron protagonistas, con trazos inspirados en paisajes pintados, logrados con productos cremosos y lápices de fácil aplicación.

Los peinados acompañaron la narrativa estética con acabados wet, volúmenes marcados y guiños al hip hop y al punk. El revival noventoso se hizo presente con jopos definidos y laterales pulidos, mientras las melenas con cuerpo y textura dominaron la escena, consolidando el cruce entre lo urbano, lo romántico y lo táctil.

Locaciones en espacios icónicos
BAFWEEK 2026 activó escenarios emblemáticos de la ciudad, transformando cada desfile en una experiencia multisensorial. Las colecciones se presentaron en diálogo con la arquitectura, la música y el arte, reafirmando el vínculo entre moda y territorio.

La cancha de Excursionistas fue el escenario elegido por Revolver para inaugurar la semana. Con bombos, sánguches a la parrilla y guiños al folclore futbolero. Bolivia propuso un recorrido en catamarán desde Puerto Madero hasta La Boca, con la locución de La Negra Vernaci. Y Vanesa Krongold hizo lo suyo en Meir Group (@meirgroup), un local de telas de Once, donde propuso una versión porteña y colorida de la alta costura en un lugar de la ciudad donde nace, en un sentido casi literal, la moda argentina.

Homenaje a la industria nacional
Diseñadores como Gusmán y Blue Sheep rindieron tributo a la producción local con piezas que celebraron la identidad textil argentina. Desde tejidos nobles hasta siluetas contemporáneas, sus propuestas reivindican el oficio y la memoria de la industria nacional.
Gusmán presentó una colección inspirada en los paisajes tucumanos donde la científica Nadia Coralina, conocida por sus transmisiones submarinas del Conicet, fue invitada a desfilar, integrando ciencia y moda en una narrativa de territorio y resiliencia.

Mientras que la diseñadora Catalina Chavanne realizó una colección sin pasarela, con proyecciones y memoria afectiva, haciendo hincapié en la identidad local y la creatividad en tiempos de escasez.

Sensualidad gauchesca e inspiración europea
Sadales y Heidi Clair exploraron un imaginario que combinó lo gauchesco con lo mediterráneo. Transparencias, bordados y texturas orgánicas dieron forma a colecciones que evocaron sensualidad, ritual y elegancia atemporal.

Además, estudiantes de la Universidad de Palermo colaboraron con la Unión Europea en Argentina para crear atuendos inspirados en países del viejo continente. La presentación en el Museo de los Inmigrantes celebró el cruce entre investigación, diplomacia y diseño emergente.

Moda y música como lenguaje común
La música jugó un rol fundamental en las propuestas de varias de las marcas de la grilla. Portsaid debutó con “Postals from Ibiza” y una coffee rave en su nuevo café de su Flagship Store en Av. Cabildo.

Bowen celebró 30 años con una colección rockera y romántica en la Galería de Arte Ruth Benzacar, mostrando el ADN de la marca y una exposición retrospectiva de sus campañas más icónicas.

Bestia interrumpió su local de Malabia con “BTV Unplugged”, una propuesta grunge y nostálgica en homenaje al histórico formato musical de MTV, que tuvo su auge en la década de los 90s.

La Semana de la Moda culminó con una celebración que desdibujó los límites entre desfile, fiesta y performance. María Cher eligió Caramelo, un nuevo boliche de Costanera, para presentar su colección en formato inmersivo, dejando atrás la pasarela tradicional y abrazando el pulso de la noche porteña.

La pista fue territorio compartido: modelos, invitados y artistas se mezclaron en una coreografía espontánea, donde la moda se expresó en movimiento. En vez de ser el foco de atención y caminar por la pasarela, los modelos se mezclaron con los invitados y bailaron toda la noche. Six Sex, referente del neoperreo argentino, musicalizó la apertura con su estilo provocador y contemporáneo. Luego, Zuker —pionero de la electrónica nacional— tomó la cabina, reafirmando que la moda también es celebración.