La modelo compartió una publicación repleta de recuerdos, agradecimientos y emoción para su pareja en su día especial

El cumpleaños de Roberto Castillo no fue uno más. Cinthia Fernández abrió, frente a miles de seguidores en Instagram, una puerta a la intimidad de su nueva vida en pareja. “Feliz cumple al hombre que me cambió la vida”, comenzó el mensaje, al pie de una serie de fotografías que, cuadro a cuadro, narraron pequeños relatos cotidianos con el abogado. Imágenes en playas, abrazos de entrecasa, risas furtivas, juegos con las hijas de Cinthia e incluso con la hija del cumpleañero. ¿Puede un álbum de fotos guardar la historia de una reconstrucción?
Ella confirmó el comienzo de su relación en julio del año pasado. Lo oficializó y no volvió a esconderlo. Ese detalle en medio del presente personal que estaba viviendo, fue un gesto de confianza, una carta abierta a despojarse de los miedos. Desde entonces, cada sonrisa posteada, cada declaración pública suma otro ladrillo a ese hogar que se animan a mostrar.

En esta ocasión, la palabra se volvió refugio. “Al que protege a toda la familia, al que juega como un niño con nuestras hijas”, escribió Fernández. Las redes, testigos de tantas angustias, se convirtieron en escenario de gratitud: “Al que creyó en mí cuando nadie lo hacía, inclusive yo misma”. ¿Quién no se pregunta alguna vez qué queda después del fracaso? Cinthia parece haber encontrado su respuesta en este hombre que hoy cumple años.
No fue una declaración convencional. “Al que me apoya en todo lo que se me cruza hacer, y posta que mi ritmo a veces es imposible de seguir”, admitió sin dudar. “Al que me ayuda a superarme y alcanzar sueños que parecían perdidos”. Así, la admiración —ese combustible invisible— aparece en cada línea.

La lista no terminó ahí. Enumeró gestos casi imperceptibles: “Al que quiere todo el tiempo aprender a entender mis silencios, mis heridas, mis costumbres, mis tropiezos y fallas”. ¿A cuántos les resulta fácil o cómodo quedarse en el caos? “El que en el caos no huye, está. Sea caos de niños, de logística, de emociones, en fin en el terremoto que son nuestras vidas”.
Fernández coleccionó escenas: “El que me sube las manos cuando las bajo. El que te dice ‘llorá 1 minuto, te secás las lágrimas y te parás de nuevo’. El más paciente, el más docente”. ¿Cuánto vale encontrar apoyo cuando la tormenta arrecia? Para ella, Castillo no solo es compañero: “El que me sostiene. Y el que hoy me iguala en edad (por unos meses)”, aseguró entre risas, dejando espacio incluso para los códigos íntimos de toda pareja.

“No te vayas nunca de nuestras vidas. Hasta el más arrugaditos de nuestros cumples. Te amamos”, cerró la bailarina, sin filtros, sin escudos. En el día especial del hombre al que eligió, Cinthia decidió también abrirse. Porque hay días en los que el amor, con todo su peso y su luz, se celebra contado en voz alta.
La vida de Cinthia se reparte hoy entre dos refugios: su familia y la facultad. Luego de años expuesta a las luces y tempestades de la fama, la modelo encontró en la rutina cotidiana un equilibrio diferente, hecho de amor y pequeños logros personales. Decidió centrar su tiempo en la relación con Roberto Castillo y en la crianza de sus hijas, Charis, Bella y Francesca, nacidas durante su antigua relación con Matías Defederico.

¿Por qué dejar los flashes para sumergirse en el anonimato universitario?. La respuesta puede estar en Castillo, quien la defendió en el juicio de divorcio. Tras la sentencia, esa alianza legal se transformó en amor y, meses después, en un impulso irrefrenable por crecer. Cinthia eligió estudiar Derecho en la Universidad Siglo XXI de La Plata, un desafío tan íntimo como trascendental. ¿Quién imaginó a la bailarina, siempre expuesta, apartándose un poco del escenario para abrazar los libros?
A sus seguidores, que son millones, les compartió en los útimos días la noticia con la sinceridad de siempre. “Mi compromiso con la universidad es la razón”, aseguró entonces. Y mostró a todos el fruto de su esfuerzo. Subió una captura de pantalla: el resultado del examen de “Introducción a la Filosofía”.

“Vamos viejo. Filosofía adentro”, escribió. En la imagen, los números hablaron solos: de un total de 20 preguntas, contestó 18 correctamente y solo 2 de forma incorrecta. La calificación fue contundente: un 9, un aprobado que significa un paso más en el camino universitario. Lo remarcó con humildad y alegría: este logro era apenas el primer parcial. Todavía resta el segundo, pero no quiso dejar de celebrar.
Su presente se compone de un futuro construido a pulso, lejos del ruido y la mirada ajena. ¿Hace falta mostrar todo el tiempo una vida perfecta? Ella optó por compartir su felicidad, sus avances y también sus tropiezos. El camino universitario se recubre ahora de esperanza. El aplauso, esta vez, llega en forma de mensaje y nota digital, mientras en la intimidad festejan las hijas, la pareja y una mujer que elige seguir adelante contra todos los pronósticos.